Pequeño estudio de la verdad (estudio)

Me gustaría decir unas pocas cosas sobre el libro "Pequeño estudio de la verdad" En primer lugar lo escribí, hace unos pocos años, en mi época universitaria, es por tanto un diario de mi vida en aquel tiempo, sobre mi sensación de soledad y timidez y cómo de ahí partimos a un mayor acercamiento a la realiad, para luego volver, aunque en otro modo a quedarme como mero espectador del espectáculo; en la forma poética el libro transcurre por tres tipos de poéticas:
Continúa...


La primera se basa en un estudio sobre las formas clásicas, pero un estudio actualizado, moderno, que intenta ir más allá de ellas y hacerlas libres, todos estos poemas tienen al final y entre paréntesis la forma poética clásica sobre la que se construyen; hay que decir que su construcción está llena de "comentarios" entre el poema, y así las frases o palabras que aparecen entre guiones están en un nivel distinto del poema, son como comentarios que no computan para la forma clásica y que rompen el ritmo y la estructura. La segunda poética (la verdad) ya no se basa en la forma sino en el contenido, y pretenden ser un tipo de poéticas más esperienciales y una búsqueda de la verdad en poesía, que enmarca directamente con lo que puede decirse y lo que no puede decirse en lenguaje, la tercera poética (poética II última) es un reconocimiento a esta dificultad y un asumir que anque los propósitos de la anterior poética sean buenos, no se logra realmente este cometido, y de este modo se hace auténticamente justicia a la verdad, es decir reconociendo que, como dice Pessoa "el poeta es un fingidor" y este reconocimiento de fingidor lo hace sincero aunque lo introduce enla paradoja del mentiroso, que ya hemos analizado aquí. En relación a la última poética (poética última) que concluye el libro, puede tomarse como una conclusión en cuanto a la forma poética, es decir, si a lo largo del libro descubrimos que no se puede decir verdad en poesía, al igual que en el lenguaje, salvo incurriendo en una paradoja, es probable que haya que ser más radicales todavía, y si ya la poesía es una lucha contra el lenguaje, salirse del lenguaje mismo y llegar a la que aquí hemos llamado "Poesía impresiva", que es la que ahora hacemos en esta Bitácora con la etiqueta de ciberpoesía.

En cuanto al contenido de los poemas, he explicado ya a Auctor y a JuaBM dos poemas el primero es el "Grito IV" que está dedicado a la memoria de Victor Jara, y precisamente en su lucha y su muerte sin callarse nunca, y gritando en todo momento ese Viva la vida! tan radical y de fondo. El segundo es el poema dedicado "a Moncho y las buenas comañías" titulado "El ojo del horizonte" la historia empezó con mi viaje a Gijón para visitar a un amigo, Moncho, cuando llegamos le pedí que fuéramos a ver el mar, porque yo lo necesito como punto de referencia, y entonces nos fuimos orientando hacia la costa, por el camino Moncho me decía que luego teníamos que ir a ver una escultura de Chillida de la que no conocía el nombre, pero que allí la llamaban, de mal nombre, el Water de King Kong, al poco llegamos a un puerto con miles de barcos y una playa al fondo que parece ser que era artificial llamada playa de Poniente pero desde ahí no se veía el horizonte porque entre el rompeolas, la montaña de enfrente y el montón de barcos eso parecía una piscina enorme, así que decidimos, decidí yo, claro, porque Moncho se desesperaba conmigo, el es ciego y no entendía nada, decidí, digo, subir un poco más al rompeolas, el problema que al subir al rompeolas la cosa no mejoró mucho porque a la izquierda se alzaba otro montículo que tampoco permitía una buena visión del horizonte, así que decidimos subir al montículo, y eso hicimos, primero encontramos una construcción militar cuya vista tampoco nos satisfizo, y luego encontramos una especie de laberinto desesperante que no se terminaba nunca; y al final, justo cuando parecía que nunca íbamos a ver el mar y el horizonte allí apareció la escultura de Chillida, sentí un alivio inmenso, ya..., ya estaba, allí mismo, delante de mis ojos, un horizonte amplio y perfecto, que relajación, Moncho también se alivió bastante y respiró, porque la brisa era distinta, pero lo mejor de todo fué... ¿sabéis cómo se llamaba la escultura?... je, no os lo voy a decir, pero decidimos que Chillida habría sentido algo parecido a nosotros y por eso puso allí esa escultura, en ese justo lugar, y le puso ese nombre, ese nombre mismo y no otro; y yo, en lo mío escribí ese poema.

Un saludo, si queréis comento algún otro poema.

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